Ya no me siento culpable de nada,
ni me molesta que este país sea tan pequeño
y que intente todos los días cortarme las alas.
Hoy sólo hay luz y colores y sueños... y más sueños...
(A fin de cuentas, dejar de leer poesía no es tan malo,
sobretodo cuando empezás a vivirla...¿o me equivoco?)
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