La ciudad se quedó a oscuras.
Caminó lentamente, de regreso a casa, con miedo de tropezar.
De nuevo en su habitación: apática, sombría y solitaria.
Volvió a llorar; sin saber la razón de esa maldita tristeza que no la dejaba en paz.
Hacía mucho tiempo que no lloraba.
Caminó lentamente, de regreso a casa, con miedo de tropezar.
De nuevo en su habitación: apática, sombría y solitaria.
Volvió a llorar; sin saber la razón de esa maldita tristeza que no la dejaba en paz.
Hacía mucho tiempo que no lloraba.